Por Alberto Sánchez Bustamante, Especial para LIBRE
Un llamado a las armas por parte de expertos en Economía según la historia
De acuerdo con Ludwig Von Mises, «Atacar al capitalismo es atacar la propia civilización.» La defensa dependerá de hombres y mujeres «que hagan uso del rico tesoro que proporciona el conocimiento económico]. Pero si no lo aprovechan y toman en cuenta sus enseñanzas y advertencias, [los anti-capitalistas] destruirán la economía y acabarán con la sociedad y la raza humana.»
¿DÓNDE ESTAMOS AHORA?
Como sabemos, nos encontramos ante un caos de cálculos.
Se trata de un juego gigantesco de «suma negativa» en el que cada jugador agarra rápidamente un trozo del pastel mientras éste se achica ante los ojos de los jugadores.
El estado-bienestar, estado intervencionista, no produce mejoría. Cada intervención engendra otra. La burocracia es la única «industria» que tiene su crecimiento garantizado. Cada nueva regulación grava al sector privado y extrae de las fuentas productivas los recursos que pasa a las improductivas. El capitalismo es el único juego de «suma positiva» en nuestro predio.
En resumen, el caso contra el capitalismo es indefendible. Es humo y espejos. Tiene sus raíces en la envidia y la malicia. Lo genera una asombrosa ignorancia de la economía sólida, que es parte de un rechazo más amplio de la razón misma.
Los anticapitalistas–nuevos bárbaros– si llegan a salirse con la suya, finalmente destruirán no solo el capitalismo, sino también la educación, la ciencia, la tecnología, la literatura, el arte, los derechos individuales, la prosperidad, y, de hecho, la civilización misma. Esto no vendrá como una avalancha de nieve, cayendo en cascada por la ladera de una montaña.
Ha sido, y sigue siendo, como un chorro de agua, erosionando muy lentamente la superficie de una roca hasta que, finalmente, ésta desaparece. Se podría decir que la humanidad se está doblegando y cayendo en el colectivismo.
¿QUÉ HACER?
Debemos involucrar a los académicos y legisladores, y difundir las opiniones emitidas por otras figuras influyentes, tanto en sus libros como en persona. Y tenemos que educar al público en toda oportunidad. Sabemos que la tarea no es fácil, pero nos acompaña la verdad.
Los colectivistas tienen sus tentáculos inmersos en cada orificio oscuro del cuerpo político. Podemos y debemos combatirlos firmemente, desenmascarándolos a la luz de la razón, la libertad y la economía de Menger, Bohm-Bawerk, Mises y Rothbard.
En esta gran campaña, quizás podamos animarnos con un pensamiento esbozado hace mucho tiempo por un gran patriota estadounidense, Samuel Adams:
“No se requiere una mayoría para prevalecer, sino más bien una minoría airada e incansable, ansiosa de atizar fuegos de libertad en las mentes de las personas”.
RESPECTO A CUBA
Respecto a Cuba, hasta que llegue el día tan ansiado de la liberación, ¡dediquémonos a ser esa minoría iracunda e incansable…!
Recuerden que el mérito y los logros, o la falta de ellos, determinan el éxito o el fracaso de una persona o de un pueblo.
La envidia y el resentimiento parecen estar ocultos en lo profundo de alguna parte primitiva de muchas psiquis humanas.
En el libro “Envidia: una teoría del comportamiento social” de Helmot Schoeck, él explica «la convicción del envidioso de que la prosperidad del envidiado, su éxito y sus ingresos son de alguna manera culpables de la privación del primero, de las carencias que sufre y siente.»
Esta tendencia ha llegado a contagiar a miembros educados de nuestra sociedad moderna, que deberían estar exentos de este malhadado complejo.
En este momento histórico, precisa tener en cuenta todos estos factores utilizados por los políticos para influir en las próximas elecciones norteamericanas, en las que está en juego el futuro de nuestro sistema democrático de libre empresa.
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