Por Jorge Hernández Fonseca
El Estallido Social del 11 de Julio en Cuba –sólidamente cementado por la negación que hacen del mismo las “autoridades” castristas contiene lecciones importantes decurrentes de la materialización por parte del pueblo mayoritario, de acciones de calle contra la dictadura.
En primer lugar, la lección más importante: el castrismo no cuenta ya, a los ojos del mundo, con la mayoría del pueblo de la isla y ni hablar del exilio. El castrismo es una dictadura contra el pueblo cubano, lo que cambia la óptica internacional sobre la realidad cubana de hoy.
En segundo lugar, los hechos demostraron la capacidad de represión descarnada que el castrato ha preparado contra su propio pueblo. Se percibe que hay una preparación contra las ansias del pueblo, muy superior a la preparación militar contra un ejército extranjero.
Esto último significa, que la dictadura se preparó militar y cobardemente contra el mismo pueblo que dice y tiene el deber de defender y no contra el “imperialismo” que tanto ataca y vilipendia.
En tercer lugar, algo muy importante, que EUA no está dispuesto –de manera bipartidista– a derramar sangre propia para resolver el “problema cubano”.
Cuando esto se escribe ha habido seis militares del altísimo rango “fallecidos” en la isla de enfermedades no explicadas, lo que hace pensar en represalias contra la disidencia militar interna y muy posiblemente ahí estaría la clave de la solución: una revuelta dentro el ejército, apoyando los reclamos de la población.
EUA en una de sus primeras medidas sancionó al ministro cubano de las Fuerzas Armadas, en una decisión que personalmente considero equivocada, porque el ejército cubano no tuvo participación directa en la represión contra el pueblo y esa sanción aleja a los militares cubanos del campo de apoyo a las disidencias. En vez de sancionar a los militares del ejército, debemos todos (EUA y la oposición política cubana) tratar de traerlos al campo de las razones del pueblo.
En las circunstancias actuales, de represión masiva contra su propio pueblo de parte de las fuerzas del ministerio del interior y no de las fuerzas del ejército, la marina y la aviación, la posible solución vendrá de algún mando intermedio de las fuerzas armadas, que en momentos de crisis, revire sus armas contra los represores, que son entrenados para repartir golpes contra civiles indefensos y que así, tendrían que mostrar su valor enfrentando a soldados con armas.
La dictadura cubana carece de futuro. A la muerte de Raúl, Díaz Canel será objeto de un merecido “pase a retiro” en un evento, que dependiendo de los actores, podría crear cierta inestabilidad en los altos mandos militares.
Si el “hijito” represivo de Raúl quisiera tomar ventajas, podría sobrevenir la crisis definitiva, con el ejército dando un golpe político. Sin embargo, hay muchas variantes de “golpes” posible a la muerte de Raúl (pero de que lo va a haber, lo habrá) siendo que este Estallido Social del 11J ha preparado en campo para la participación del pueblo en la crisis final hacia la libertad que sin lugar a dudas se avecina.
0 comentarios