Miami, (EFE ).- Senadores de ambos partidos de EE.UU. buscan con un proyecto de ley proteger marcas comerciales y propiedad intelectual estadounidenses que estén relacionadas con bienes confiscados en Cuba tras la revolución en 1959.
El senador cubano-estadounidense Bob Menéndez explicó que la medida está encaminada a resguardar «las marcas comerciales estadounidenses al codificar en ley la política de apoyar a los legítimos propietarios de bienes robados».
«Cualquier confiscación de bienes por parte del régimen castrista fue y será siempre un delito», declaró el senador demócrata.
La medida urge que las cortes estadounidenses «reconozcan los derechos de aquellos cuyas marcas fueron confiscadas ilegalmente sin consentimiento por el gobierno cubano.»
Entre tanto el senador Marco Rubio dijo que la medida garantiza que «los tribunales de EE.UU. no reconozcan, ni validen ningún derecho de marcas, de negocios, o de activos robados por el régimen cubano».
El republicano lamentó que a través de empresas controladas por el régimen cubano, este «se ha beneficiado de la propiedad intelectual que fue robada y que legítimamente pertenece a los cubanos del común y de sus descendientes».
El proyecto de ley protege los derechos e intereses de los empresarios que tuvieron sus bienes confiscados, a menos que haya un consentimiento claro otorgado por el propietario original de la marca comercial.
Un comunicado del senador Menéndez detalla como ejemplo que en 1994 un fabricante de ron cubano, Cuba Ron, solicitó y recibió una marca comercial estadounidense con el nombre «Havana Club», llamada así por una marca que el régimen castrista confiscó en 1959.
Señaló que alrededor del mismo tiempo que Cuba Ron presentó su solicitud, Bacardí, uno de los mayores productores de licores del mundo con sede en Puerto Rico, le compró la marca comercial y la receta a los descendientes del fundador original de Havana Club.
Bajo el proyecto de ley llamado No Stolen Trademarks Honored in America Act, Cuba Ron y su socio comercial, Pernod Ricard, tendrían prohibido usar los derechos relacionados con Havana Club, ya que «el gobierno cubano lo había confiscado ilegalmente», agrega.
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