La cantidad “convertida” en los bancos luego del cambio, era simplemente risible en comparación a la suma saqueada por el gobierno “robolucionario”.
Cuando los bancos desbloquearon las cuentas, ya el “Banco Nacional de Cuba” (léase: Fidel Castro Ruz), ¡se lo había robado todo! Es preciso recordar que durante los años de la República el peso cubano siempre gozó de paridad con el dólar norteamericano, y que, en 1961, aún era muy fuerte. Por tanto, el robo del “Gran Ladrón” fue de notoria cuantía. Después, la recién inaugurada moneda comenzó a despeñarse.
La morralla comunista aplaudía delirantemente todas las medidas que transformaran a las clases sociales y económicas de Cuba en una nueva y única clase: la clase miserable, aunque ellos también estuvieran incluidos en la misma. “Si la envidia fuera tiña…” Es que todos los “ñángaras” son iguales.
Zhou Enlai, el segundo personaje en preeminencia de los reprobos revolucionarios chinos, declaró en una ocasión que “odiaba a los ricos de Shanghai con todas sus fuerzas y los asfixiaría con sus propias manos”. Pero cuando los comunistas fueron barridos en esa ciudad en una de las mayores derrotas que sufrieron durante la guerra civil, el “valiente” Zhou se disfrazó de china vieja con maquillaje y todo, para escapar de allí como un cobarde. ¡Sí, todos ellos son iguales!
Indaguen lo que le sucedió a Hugo Chávez Frías cuando llegó arrestado tras su breve derrocamiento en el 2002, así como lo expresado en 1967 con voz temblorosa cerca de “La Higuera” por el asesino Che Guevara al caer prisionero. Algo así más o menos: “Soy el Che Guevara… valgo más vivo que muerto”. ¡Sí, claro!
Y si deseamos tomar otros ejemplos, recordemos al Comandante Fidel Castro en su viaje a Washington a las pocas semanas del triunfo de la revolución cuando, ante una pregunta de la prensa, manifestó a bordo de su avión que él no viajaba con chaleco a prueba de balas. Se abrió la camisa con alarde y manifestó, mostrando el pecho desnudo: ¡Yo tengo un chaleco moral a prueba de balas! (En una ocasión, Rafael Correa imitó ese demagógico gesto en Ecuador).
Pero años más tarde, en conversación telefónica con el presidente mexicano Vicente Fox, y ante la preocupación de éste por la seguridad del “líder” cubano en su próxima visita a México, le manifestó con soberbia: “Por mí no tiene que preocuparse. Yo viajo con ochocientos hombres”.
¿Cómo, cómo? ¡¿Ochocientos hombres?! ¡Más que la escolta del Presidente Norteamericano!
Media brigada para cuidar al “valeroso” líder cubano que usaba un “chaleco moral a prueba de balas”.
(El embustero dictador cubano traicionó en aquella ocasión al presidente mexicano, que le pidió conservar en privado dicha plática, lo cual le prometió hacer pero no cumplió, como todo buen comunista).
Felipe Lorenzo
Hialeah, Fl.
0 comentarios