65 AÑOS DE INFAMIA (VII)

Written by Libre Online

23 de enero de 2024

Aún recuerdo algunas ocasiones en que, junto a mis padres, tuve que sufrir aquellas agresiones verbales en los teatros “Trianón” y “Payret” de La Habana, y en una ocasión junto a varios compañeros del colegio en el “Cine Alameda”; un humillante recuerdo donde las turbas castristas bramaban desde el escenario: “¡Abajo los niños bitongos!”, ojeando con desprecio a los estudiantes que vestíamos uniformes de colegios privados, sin importarle la corta edad de muchos. El terror institucionalizado clavaba su garra más y más en la población civil cubana. (Hoy les llaman “Actos de repudio”, pero es el mismo mal urdido por los represores del régimen y la chusma comunista). 

Pronto comenzaron a circular las “bolas”, (en Cuba se le llamaba así a los “rumores falsos o sin confirmar”) que insistían en que muchos de los productos básicos comenzarían a escasear, y que las industrias cubanas —siempre numerosas y muy eficientes— daban muestras de fallar drásticamente en manos de los “interventores” (que sólo eran perros comunistas quienes, en su totalidad, carecían de capacidad para dirigir ninguna industria).

En efecto, a fines de 1960 el pueblo cubano se sorprendió cuando, simultáneamente, en la mayoría de los establecimientos ya no se ofrecía jamón dulce ni queso crema. ¿Cómo era posible eso? 

No imaginábamos que se trataba apenas del inicio de la miseria total en que se sumiría el Estado cubano en manos del más inepto y ladrón de sus gobernantes, y el más criminal y dictatorial de todos. Entonces no había comenzado el cacareado embargo de Norteamérica contra Cuba por las expropiaciones no compensadas, pero ya había empezado sin duda alguna el verdadero “bloqueo” contra el pueblo cubano llevado a cabo por Fidel Castro Ruz y sus perversos compinches y efractores.

En las postrimerías de 1960, gran parte de la nación escuchaba la radio clandestina de onda corta donde, desde el extranjero, el recién creado “Consejo Revolucionario Cubano” anunciaba que habría una invasión llevada a cabo por jóvenes cubanos exiliados y que Cuba sería liberada del comunismo castrista. El pueblo cubano halló una nueva esperanza en dichas noticias luego de haber fracasado durante ese año en todos los atentados e intentos de deponer al gobierno, y haber sufrido la pérdida de cientos de patriotas, ahora prisioneros políticos, que comenzaban a llenar las ergástulas castristas.

Los odiosos “Comités de Defensa de la Revolución” arreciaron su vigilancia, y cada vez que alguien salía de su vivienda o llegaba a ella, inexorablemente un miembro del “Comité” estaba al acecho. Esto sucedía en todas las barriadas, pueblos y ciudades del país, en el ámbito de cada cuadra o bloque habitacional. (De nuevo, muy parecido a lo acontecido en China Roja en 1949 luego del triunfo de Mao Tse-tung). 

Todavía el canalla Fidel Castro Ruz no se había declarado abiertamente comunista, pero ya el pueblo cubano lo sabía, aunque era demasiado tarde, pues por medio de asesinatos, fusilamientos y encarcelamientos había logrado la dirigencia absoluta, echando a un lado a todos los que podrían haberse enfrentado a él —y a muchos que lo hicieron al coste de sus propias vidas—, hallándose en posesión de todas las armas y los estamentos del poder y la represión. 

Sólo le faltaba controlar por completo la educación de las nuevas generaciones y terminar con los pocos medios de prensa independientes y las escasas empresas privadas que aún no estaban en sus manos; pero, con menos de dos años en el poder, ya lo había logrado casi todo. 

Pronto estaría listo para comenzar a robarse otros países, aunque aún faltaba “neutralizar” a algunos comandantes y capitanes del ejército rebelde que se resistían al rumbo que él tomaba.

Felipe Lorenzo

Hialeah, Fl

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