65 AÑOS DE INFAMIA (Final)

Written by Libre Online

7 de mayo de 2024

Tercero, la derogación absoluta de todas las leyes, decretos, medidas y disposiciones tomadas a partir de las doce de la noche del 31 de diciembre de 1958, declarando una completa nulidad de todo lo establecido en los últimos 65 años o los años de la pesadilla comunista, cualesquiera que fueren al concluir la esclavitud del pueblo cubano. 

Cuarto, la validez de todos los partidos políticos (excepto el ilegal partido comunista); el regreso a las estructuras previas de gobierno y la distribución política y geográfica de la nación cubana, las seis provincias de Cuba, la restauración de su moneda nacional legítima, y todo lo existente a finales de 1958, con la única excepción, claro está, de un gobierno provisional e incluyente —integrando la totalidad de los sectores de la nación dentro y fuera de Cuba—; el que regirá por doce meses, como ya mencionamos, implantando ipso facto la democracia, la libertad plena y los derechos constitucionales.

Señores, ese debe ser el arranque, el punto de partida. A partir de ahí, todo es discutible, modificable y adaptable a los tiempos actuales, para lograr un consenso justo y democrático en la marcha hacia delante, siempre con base en la Constitución de 1940. Los cubanos de la isla (la nación interior), deben entender que nadie va a ir a reclamarles nada, (en Cuba todo está destruido, hay que llegar con las manos y los bolsillos llenos) sino sólo a llevarles ayuda y progreso, trabajar hombro a hombro por una nación libre y avanzada, como en un tiempo fue. Y, no nos engañemos, no será nada fácil la tarea tras la total desolación que dejará la aterradora pesadilla comunista. Desde la infraestructura y la economía, hasta el desarrollo, el desempeño laboral y la evolución social de su pueblo, hay que reconstruir a toda Cuba, e izarla del abismo del destrozo. 

A los remanentes de las primeras generaciones de cubanos exiliados que aún sobreviven, les cuesta mucho entender que aunque la isla geográfica sigue allí, ya Cuba no existe. Hay que edificarla de nuevo. Va a tomar muchos años, y mucho fervor patriótico llegar a la meta propuesta, una nación como soñó Martí, “con todos y para el bien de todos”, y según preconizaban los dos últimos gobiernos democráticos de los presidentes del “PRC Auténtico” Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás que disfrutó la nación (con sus grandes defectos, sí; pero con sus grandes virtudes también, como sucede con todos los gobiernos libremente electos del mundo).

Los únicos reclamos deberán ser sólo de índole económica, —excepto las mansiones actualmente ocupadas por los jerarcas comunistas— presentados al nuevo gobierno cubano una vez lograda la robusta economía necesaria para compensar a las víctimas del despojo casuista, acción imprescindible llegado el momento oportuno (similar al método empleado en Alemania).

Las industrias y comercios existentes en 1958 sí deberán regresar a sus legítimos propietarios o sus descendientes de inmediato, a fin de acelerar el desarrollo del país, ya que dichas empresas, en manos comunistas, han sido un total desastre. Y a través de sus ejecutivos, será menester recavar los vitales préstamos para echarlas de nuevo a andar a marcha forzada, por el bienestar común de nuestro dolido pueblo, hambreado, carente de recursos y sin atisbos de esperanza.

¡Hermanos en la cubanidad, tenemos todos que empujar vigorosos el andamiaje de la patria en aras de su prosperidad, desechando al olvido las décadas de infortunio, miseria y opresión! El pueblo de Cuba en conjunto tiene que ponerle un punto final a esta colosal tragedia.

El gran talento de muchos cubanos valiosos deberá tomarse en consideración en un vasto y respetuoso intercambio de ideas que ponga como único pedestal la superación, la felicidad y el adelanto de la nación cubana. Ese será el deber del gobierno provisional al establecer un estado democrático, libre, independiente y soberano que justifique la sabiduría de sus acciones.

Y ese día llegará, aunque muchos lo veremos o no. Pero, desde la gloria, nos acompañarán los héroes y los mártires en el egregio despertar de la patria, ¡que con más orgullo que nunca hará ondear de nuevo la fulgurante insignia de la estrella solitaria!

Cuando, finalmente, luego de tantos años de infamia asomen tras las verdes palmeras y las cónicas cúspides montañosas de nuestra amada Cuba los primeros resplandores del luminoso sol de la libertad, será imprescindible imponernos la sagrada misión de engrandecernos la estatura moral como cubanos, y pedirle a Dios que nos dé la necesaria fortaleza para mirar sólo hacia delante, y nunca más hacia atrás.

Felipe Lorenzo 

Hialeah, Fl.

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