50 años de trabajar en  “El Encanto” se me han escapado sin darme cuenta: Joaquín Díaz (II)

Written by Libre Online

9 de julio de 2024

 LIBRE trae a sus páginas la entrevista  realizada a Joaquín Díaz 

Por Jorge Quintana (1955)

Los festejos del primer cincuentenario de Joaquín Díaz con “El Encanto”.— Un gesto y una carta elocuente.— Momentos felices.— La crisis de 1930.— Las satisfacciones.— Dos amores: La familia y “El Encanto”.— Dos patrias: España y Cuba.

La Crisis

En 1930 fue la gran crisis. A “El Encanto” le afectó muchísimo la quiebra del Banco del Comercio. Con decirle que una noche nos acostamos muy bien y al día siguiente nos enteramos que habíamos perdido la mitad del capital. Supóngase lo que esto significa en cualquier empresa. La lucha fue ardorosa. Reponernos ha sido una obra de titanes. Menos mal que en nuestra- ayuda vino el público habanero que no nos restó su concurso. Por eso “El Encanto” le vive tan agradecido, sobre todo, a la clientela femenina que es la que más nos ayudó a superar aquella crisis y a continuar desarrollándonos.

Pero por suerte todo aquello pasó y es como una pesadilla en medio de un largo sueño. Hoy aquí somos una gran familia y la empresa se empeña, cada día más, en que esa gran familia permanezca unida…

En 1940 la empresa de “El Encanto” se constituyó en sociedad anónima. Yo ascendí a Vicepresidente-Administrador. Estuve en ese cargo hasta 1948 en que, desgraciadamente, falleció don Aquilino Entrialgo. Los accionistas me eligieron presidente de la empresa. Desde entonces, hasta la fecha, han venido reeligiéndome cada dos años. Como ve usted han pasado muchas cosas en estos cincuenta años. Y como usted puede deducir, mi vida se resume en dos grandes amores: mi familia y “El Encanto”.

— ¿Cuál ha sido su momento más feliz?

—No he tenido uno, sino varios. Por ejemplo, cada vez que la empresa me mandaba a llamar para comunicarme que me concedían un ascenso ha sido siempre un momento feliz. Como hoy lo es -cada vez que tengo que llamar a un empleado para notificarle lo que antes me causaba a mi tanta alegría. Es una suerte haber podido llegar a ser el que prodigue esas pequeñas felicidades que no se olvidan.

Los Festejos del Primer Cincuentenario

Para conmemorar el primer cincuentenario de la presencia de Joaquín Díaz en la empresa de “El Encanto”, se le organizaron varios festejos. La empresa le entregó un pergamino y una medalla de oro. En su anverso está la dedicatoria; en su reverso una miniatura de la casa hace cincuenta años y otra del edificio actual. El Club de los Empleados le regaló un álbum firmado por todos los que allí laboran.  Hubo un banquete al que asistieron todos los que en alguna forma están vinculados a “El Encanto” . Y hubo notas amplias en los periódicos, porque esto de que un hombre conmemore su primer cincuentenario de servicios en una empresa cubana, no es cosa que acontece todos los días. 

Un Gesto de 

Joaquín Díaz

Para corresponder a la adhesión de los empleados, el señor Díaz entregó sin ceremonia ni pompa, en un acto silencioso y sencillo, un cheque por valor de diez mil pesos para el Club de los Empleados. Estos le contestaron con una carta que por la hermosura de sus conceptos nosotros transcribimos a continuación, haciéndola pública. 

Conste que para ello estamos traicionando la solicitud que nos hizo el señor Díaz de que ni siquiera glosáramos el hecho. Pero es que en realidad resulta un tanto insólito que en nuestra patria el Presidente de una empresa poderosa, en vez de regatear a los empleados unas migajas de sueldo, lo que hace es obsequiarle una gruesa suma de su propio peculio para que engrosen los fondos de la sociedad. Así pues, nosotros, arrostrando la responsabilidad, la publicamos ahora. La carta en cuestión dice así:

Junio 2. 1955.

Sr. Joaquín Díaz,

“El Encanto”, 

Habana.

Estimado don Joaquín: No queríamos que pasara más tiempo sin mandarle esta cartica, escrita de lo más profundo de nuestros corazones. Estábamos reponiéndonos aún del golpe, bendito golpe, de su valioso donativo y una vez recuperados de la emoción queríamos hablarle. Pero hablarle se nos hacía tan imposible debido a las múltiples ocupaciones suyas y estar Ud. siempre tan ocupado, que no queríamos molestarle. Por eso. mejor aún, sabiendo que delante de Ud. volveríamos a fracasar al no poderle explicar bien nuestros sentimientos, decidimos escribirlo, y aquí van estas líneas.

Hay momentos en la vida que por faltarle a uno fuerzas y no saber expresarse bien, se le hace imposible el buscar palabras de agradecimiento y se ve imposibilitado por la emoción y Ia alegría de poder hablar. Se necesita que pasen unos días para realizar bien las cosas como son y poder comprender lo que ha pasado. A nosotros los Seycanos —la Asociación de Empleados de “El Encanto” se llama por la sigla SEYCA que quiere decir “Solís Entrialgo y Compañía”— nos ha pasado eso. Hemos recibido un donativo suyo y debido a la importancia y lo que nos representa el mismo, nos quedamos mudos por la alegría sin poderle decir claramente, todo lo que -queríamos decirle, sin tener palabras suficientes para demostrarle el agradecimiento tan grande que tenemos hacia Ud.

Su ejemplo, característico suyo, si bien recordamos, nunca ha sido igualado en todos los años que tiene de fundado “El Encanto”, y Ud. con ese gesto servirá para dar el primer paso hacia nuestro sueño dorado, que es. como Ud. bien lo sabe, la construcción de una casa club en alguna playa, donde nuestras familias puedan disfrutar de esa bendición que es el mar y el sol. Es salud para, nuestros hijos lo que Ud. ha contribuido. ¿Cómo poderle explicar entonces lo agradecidos que le estamos? Es imposible.

Créanos cuando le decimos que su nombre estará de boca en boca de los asociados, y lo repetirán y repetirán sin cansarse, todos elogiándole y bendiciéndolo por su gesto tan gallardo, tan humano y santo.

Don Joaquín Díaz será para nosotros, nuestro Noel verídico. que nos dejó felicidad y regocijo, dándonos nuestro más apreciado juguete.  Tenemos que darle gracias al Señor, por tener la suerte tan inmensa de tenerlo a Ud. como nuestro Presidente y, sobre todo, sea un corazón tan noble y generoso.

Gracias, gracias y gracias de nuevo por lo que ha hecho por nosotros. Nunca lo olvidaremos.  Que Dios se lo pague y lo bendiga. Le estaremos agradecidos para el resto de nuestras vidas. 

Respetuosamente,

Luis Entrialgo  Aixalá. President

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