El Frente Sandinista celebrará el aniversario 43 de la revolución de Nicaragua

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19 de julio de 2022

Managua, 18 jul (EFE).- El gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se alista para celebrar este martes el aniversario número 43 del triunfo de la revolución popular en Nicaragua, que derrocó con la fuerza de las armas a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Tras un fin de semana de celebraciones previas, con caminatas y caravanas, el FSLN se alista para su gran fiesta anual, la del 19 de julio, que rememora la fecha en la que los nicaragüenses conmemoraron el fin de la dictadura somocista.
Como todos los años, se espera que la celebración gire en torno al discurso del presidente Daniel Ortega, quien antes de retornar al poder en 2007 gobernó Nicaragua, primero como parte de la Junta de Gobierno (1979-1985), y posteriormente como gobernante electo (1985-1990).
Su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, anunció la presencia de 277 invitados especiales de diferentes países, sin citar sus nombres.
La última vez que Ortega recibió a invitados especiales extranjeros en un acto televisado para el público fue el 10 de enero pasado, durante su investidura como presidente reelecto. La misma causó polémica por la presencia del iraní Mohsen Rezai, imputado por la Justicia argentina por el atentado de 1994 contra la mutua judía AMIA de Buenos Aires, que dejó 85 muertos y sigue impune.
Otros invitados fueron los expresidentes salvadoreños acusados de corrupción en su país, y nacionalizados nicaragüenses, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, así como el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, procesado en Estados Unidos por nexos con el narcotráfico.
La lista incluyó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por quien Estados Unidos ha ofrecido 15 millones de dólares por cualquier información que lleve a su captura, y al excanciller del Gobierno de Rafael Correa en Ecuador, Ricardo Patiño, acusado de instigar a la violencia durante el mandato de Lenín Moreno.
EL HITO DE 2018
Hasta ahora, el Gobierno nicaragüense no ha informado si Ortega celebrará el aniversario de la revolución con un acto televisivo frente a un público reducido, tal como en los últimos años, o lo hará en un evento masivo, como en los años previos al levantamiento antigubernamental de 2018, en el que miles de nicaragüenses, incluyendo sandinistas históricos, salieron a las calles para exigir su renuncia y la de Murillo.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha responsabilizado al Gobierno por los ataques armados que dejaron al menos 355 muertos en las protestas de 2018 contra Ortega, quien ha reconocido 200 víctimas.
Ortega niega las manifestaciones y sostiene que se trató de un «golpe de Estado fallido». Sin embargo, la crisis sociopolítica que vive Nicaragua ha trastocado la forma en que el FSLN celebra el 19 de julio.
En las semanas previas a la gran fiesta sandinista los militantes fueron llamados a celebrar en los espacios públicos por personajes y sucesos a los que antes el FSLN no daba mayor importancia, como antiguos guerrilleros muertos en combate o batallas poco conocidas.
En cambio, sucesos que el partido celebraba con relevancia, como el «repliegue táctico a Masaya» de 1979, cuya recreación encabezaba Ortega y su familia cada año, parecen haber pasado a un segundo plano.
El «repliegue» recreaba el éxodo de miles de habitantes de Managua hacia la comunidad indígena de Monimbó, en la ciudad de Masaya, tras lo cual vino la caída de Somoza.
Dicha actividad fue quedando al margen desde 2018, cuando los masayas declararon la ciudad «libre del dictador», en referencia al líder sandinista. Yubrank Suazo, quien leyó la proclama de libertad, fue declarado culpable y condenado a diez años de cárcel la semana pasada, por «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional».
Grupos opositores en Nicaragua y el exilio, que comparan a Ortega con Somoza, llamaron a la población a vivir el 19 de julio como un «día de luto», en rechazo al sandinismo, cerrando las puertas de sus casas, abstenerse de salir a las calles, o de visitar centros de ocio.
Para muchos, la fiesta que una vez unió a los nicaragüenses hoy los desune, pero la última palabra, al igual que hace cuatro décadas, la tiene Ortega.

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